viernes, 10 de junio de 2011

EL EQUILIBRIO


EL EQUILIBRIO


Al hablar del equilibrio, necesariamente tenemos que conectar la relación que tiene el individuo con su entorno, bien sea benigno o agresivo y lograr a través del mismo detectar qué le produce felicidad o insatisfacción personal


Hermann Herse decía "la mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad de la persona que la mira..." Palabras que encuadran un gran mensaje y en parte nos define la capacidad personal que posee cada individuo para lograr mantener el equilibrio.


Este es factor preponderante para poder accesar a la felicidad. Para lograr conquistarlo, primero tenemos que sentirnos identificados con nosotros mismos, aceptarnos tal cual somos, para luego alcanzar los principios fundamentales de nuestra propia existencia, que no son otros que el éxito en las relaciones amorosas, el triunfo en el trabajo y todo aquello que nos signifique una meta personal.


Si logramos conectarnos con nosotros mismos y alcanzamos a detectar nuestros más recónditos deseos, lograremos visualizar nuestras expectativas de vida y será entonces cuando podremos decir que hemos desarrollado un grado de equilibrio el cual será el que nos ayudará a lograr a alcanzar la madurez en nuestro recorrido.


Sentirnos independientes y poder reconocer nuestras necesidades tanto afectivas como físicas, es una señal ineludible que nos alerta que podemos negarnos rotundamente a algún acontecimiento que no se identifique con nosotros porque sentimos que el mismo nos puede perjudicar, así como también cuando por el contrario aceptamos de buen grado cualquier otro evento que sabemos nos traerá bienestar, es entonces cuando percibimos a través de nuestra propia intuición que estamos capacitados para mantener un punto de equilibrio.


El objetivo primordial para lograr establecer un perfecto equilibrio consiste, en tener la capacidad de poder preguntarnos como nos sentimos, si sufrimos, si por el contrario somos felices y poder darnos una respuesta certera de tal manera que podamos reconocer nuestra realidad y sepamos aceptarla.



La Amante del Tiempo.