Después de recorrer caminos de angustia, de sentir que la vida se me escapaba, que nada de lo de mi entorno me importaba, sorpresivamente llegó la paz acompañada de la alegría para saborear la reconciliación.
De nuevo el horizonte prendió sus hermosas luces, la armonía fusionada con la felicidad vistieron sus mejores galas, la noche perdió su oscuridad para mostrarse cómplice, la mañana comenzó su recorrido matutino alumbrada de dicha, la vida se tornó complaciente en su trayecto, el alma rebozante intentó salir de su habitat, el aire se condensó y filtró su cálida dulzura devolviéndome la certeza de vivir.
No me abandones nunca, este nuevo encuentro compensa todo el dolor, la angustia, la desesperación y la sensación de pérdida sufrida.
Quédate en los términos que decidas, yo te recibo y te acepto tal cual eres.
La Amante del Tiempo.