"RECOVECOS DE LA MENTE"
La mente es el término que usualmente empleamos para referirnos acerca de la principal responsable del entendimiento. Es de hacer notar, que en ella se recrean todas aquellas emociones que acuden a nuestra imaginación y que son principalmente las que mueven nuestras acciones.
También la mente alberga funciones intelectuales y afectivas, ellas nos acompañan durante nuestro trayecto de vida y son las que nos definen como seres superiores dentro de la inmensa cadena de vida que existe en el Universo. Asimismo, encontramos situaciones que son catalogadas como conscientes, inconscientes y procesativas.
Al interaccionar, ellas se conectan en diferentes regiones de la mente permitiéndole así al individuo proyectar su propia personalidad. Esta es la que distingue a cada persona y lo caracteriza y define dentro de su ámbito familiar, profesional y público.
El punto primordial de esta filosofía comienza, cuando la naturaleza dota al individuo de un estado mental sano, el cual en la medida en que el mismo se cultive y eduque, se irá desarrollando dentro de los parámetros establecidos, permitiendo asociar los afectos personales y familiares además de mostrar las causas que los generan.
Al reflexionar acerca de la relación que existe entre la mente y el cuerpo, se manifiesta esa idea de si el alma sobrevive a la mente. Son muchas las personas que poseen el don de la intuición, mejor conocida como empatía y esta situación en un sin número de oportunidades los llevan a desarrollar conexiones entre la mente y lo físico.
El apoyo intuitivo tiene algún acceso privilegiado en nuestra propia conciencia. En el momento en que sentimos el dolor sin tener muestras físicas, es cuando se nos brinda la oportunidad para poder concluir que nuestra conciencia no se encuentra enteramente en el mundo físico.
Por todo lo anteriormente expuesto, podemos concluir que la mente definitivamente tiene una relación directa con la identidad, ya que todos y cada uno de nosotros poseemos nuestra propia capacidad de discernir y cognitivamente crear nuestras propias conexiones mentales.
Asumiento esta postura, podemos concluir que el alma y la mente conforman nuestra propia esencia y es ésta situación precisamente la que nos diferencia y distingue como seres superiores.
La Amante del Tiempo.